El cohousing o vivienda colaborativa es una fórmula de convivencia en la que sus residentes o socios diseñan y autogestionan el edificio en el que viven, en el que se integran viviendas privadas con zonas comunes amplias de las que también se encargan ellos y que funcionan como una extensión de los pisos particulares, publica el periódico español El País.

En la comunidad, que suele constituirse como cooperativa, se organizan y se reparten todas las tareas, aprovechando todas las sinergias personales y profesionales de los socios, y funcionales, en virtud de la arquitectura y disposición del inmueble y los terrenos que lo rodean, con la intención de colaborar y cuidarse hasta el fin de sus días.

Este fenómeno, asentado desde hace años en el centro y el norte de Europa y participan de él personas mayores de 60 años, muchos de ellos matrimonios formados por recién jubilados o por jubilarse, que habitan nidos vacíos y desean en no convertirse en una carga para los hijos.

El concepto de envejecimiento ha cambiado, envejecer ya no es sinónimo de deterioro, es una etapa más, como la adolescencia, con sus nuevas tareas de identidad”, explica José Sánchez Medina, psicólogo de la universidad Pablo de Olavide de Sevilla y experto en cohousing.

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