Los alacranes son arácnidos, al igual que las arañas, garrapatas y ácaros, y utilizan el veneno de su cola como método de ataque y defensa. Ese cóctel tóxico es rico en sustancias con múltiples funciones, y contiene proteínas que pueden ser usadas para cambiar el comportamiento de células tumorales.
Como parte de un proyecto gestado desde hace 10 años, Demetrio Rodríguez Fajardo, estudiante de octavo semestre de la licenciatura en Medicina del Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara, analizó la reacción de células tumorosas de cáncer de mama ante la aplicación de toxinas de veneno de alacrán.
De esta manera, la sustancia del veneno impide que las células cancerígenas sigan duplicándose: “Hay una proteína que como efecto inhibe a una familia de proteínas que participa en los mecanismos de reparación celular; al bloquearse lo que hace que la célula cancerígena no pueda replicarse porque no tiene suministros para proliferar”.
Aunque esta investigación apenas es incipiente, Demetrio Rodríguez asegura que este tipo de estudios pueden profundizarse y fortalecerse para en un futuro desarrollar protocolos de experimentación en otro tipo de modelos, y en un largo plazo generar algún tratamiento que utilice las propiedades del veneno de alacrán para detener el avance de distintas enfermedades.