Un estudio europeo coordinado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha demostrado que una microbiota sana contribuye a regular el apetito, el metabolismo de nutrientes como la glucosa, el peso corporal y la inflamación asociada a la obesidad. Además, también ha demostrado la influencia en el neurodesarrollo y la respuesta al estrés, que a su vez influye en el futuro riesgo de desarrollar patologías crónicas metabólicas y mentales.
Los investigadores han identificado nuevas cepas bacterianas intestinales que podrían dar lugar a una nueva generación de probióticos capaces de combatir de una manera más eficaz las patologías crónicas asociadas a la obesidad y el estrés, como el síndrome metabólico y la diabetes, y la depresión.
La iniciativa ha revelado importantes hallazgos sobre cómo la microbiota intestinal regula el metabolismo de nutrientes y el balance energético en el organismo humano y sobre cómo la dieta puede contribuir a reducir el riesgo de padecer enfermedades asociadas a la obesidad y al estrés.
Los científicos han investigado cómo la microbiota intestinal, que está afectada por variables ambientales, derivadas del estilo de vida, como el tipo de parto, pueden influir en la respuesta al estrés. En humanos han demostrado que adultos jóvenes nacidos por cesárea tienen una respuesta al estrés exagerada en comparación con la de jóvenes nacidos por parto vaginal.
Además, han demostrado que el uso de antibióticos en los primeros días de vida, en niños nacidos por cesárea, tiene conjuntamente un impacto negativo en el neurodesarrollo.
De esta forma concluyen los investigadores que las bacterias intestinales humanas, que constituye un valioso material biológico que podrá ser explotado para combatir la obesidad y las complicaciones metabólicas y mentales asociadas y para otras futuras aplicaciones en nutrición y en la práctica clínica.