Existe un término en inglés con el que se define a un hombre maduro y atractivo de pelo encanecido: silver fox o zorro plateado. Es un concepto positivo, una forma de halago. En esa categoría entran hombres como George Clooney o Richard Gere.

No hay en la cultura popular un término similar en femenino porque no es habitual la apreciación de una mujer atractiva de pelo gris o blanco. Todavía. Probablemente no tarde en ocurrir porque, de hecho, las canas son el nuevo rubio: cada vez más mujeres las lucen con normalidad, dejando de lado los tintes con los que, durante décadas, han tratado de ocultar el que es, junto con las arrugas, el signo más evidente del envejecimiento.

Incluso el tinte gris está de moda. El “sal y pimienta” no solo se reivindica como una forma de aceptación de la realidad, sino también como signo de belleza en mujeres que asumen el paso del tiempo con una tranquilidad que hasta hace poco era dominio masculino.

Que las marquesinas de autobuses se llenen de imágenes publicitarias de mujeres luciendo sus melenas plateadas es un signo de normalización. Quizá esta reacción del mercado sea el signo más evidente de que el cambio es real. Ya hay un público objetivo al que venderle un nuevo producto.

Mientras el conocimiento sobre las canas avanza poco a poco, la actitud de muchas mujeres hacia ellas cambia rápidamente a favor de una mayor libertad de elección: “Educar en positivo sobre los cambios que experimenta la belleza al envejecer es esencial para las mujeres de todas las edades”.

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