Los trabajadores, especialmente los más jóvenes, están hastiados de oír que son la generación más preparada de la Historia, pero no ven que ello se refleje ni de lejos en sus muchas veces raquíticos salarios.
Efectivamente, los economistas ven ahora cómo el nivel de desempleo por ejemplo en Estados Unidos se sitúa en un escaso 4%, pero sin embargo los salarios vienen manteniendo una eterna letanía, por la que no arrancan al alza (en términos reales), cuando en otros ciclos económicos hace trimestres que ya lo habrían hecho.
A principios de los años 80 productividad y salarios sí que mostraban una fuerte correlación. Pero desde entonces las cosas ya no han vuelto a ser iguales, y los salarios han emprendido la senda de la atonía (o incluso descenso en amplios grupos de población laboral), que hoy por hoy ya puede ser calificada de auténtica letanía. De hecho, una nueva investigación del Instituto para Política Económica ha arrojado la reveladora estadística de que, desde 1970 hasta la actualidad, la productividad se ha incrementado un contundente 73.7%, mientras que los salarios (descontada la inflación) lo han hecho un raquítico 12.3%.
Es la pregunta del millón es ¿Por qué demonios los salarios no suben?
Se han escrito ríos de tinta para poder dilucidar qué está ocurriendo en los mercados laborales para que los salarios no tengan ningún brío, con las evidentes consecuencias macroeconómicas que ello implica en el largo plazo.
Los efectos que los salarios que no crecen están teniendo sobre los trabajadores y su capacidad económica familiar es de alto impacto. En realidad, los efectos ya están yendo mucho más allá, y no sólo se reflejan en las cifras macroeconómicas de unas retribuciones de la clase media que no crecen en conjunto. De hecho, hay ya numerosos sectores que están sufriendo efectos dramáticos a causa de esos salarios que parecen querer mantenerse bajos indefinidamente.
Así lo ha revelado Bloomberg recientemente con un análisis, que tomaba por caso de estudio tres sectores caracterizados por su sostenidamente baja retribución: construcción, transporte por carretera de largo radio, y guarderías. Y no va la cosa simplemente de los efectos nocivos derivados de forzar a que no haya subidas salariales.
¿Pueden los trabajadores con sueldos bajos conseguir mejores trabajos?
Así, como informaba la CBS News, Florida ha llegado a afirmar contundentemente que, para revertir la dañina tendencia de la polarización económica, se necesita hacer una actualización de los rangos laborales del extremo más inferior, de los que ganan menos pues.
De hecho, llegó a concluir en otro artículo de investigación que el único modo de crear un amplio número de trabajos que permitan mantener una familia es reconstruir la clase media, y que esto sólo puede hacerse realizando la actualización de esos trabajos más precarios y con menores salarios del sector servicios, cuyas condiciones laborales cada vez se degradan más.
De no hacerlo, lo más probable es que algún día ese divorcio entre Wall Street y Main Street del lo acabemos pagando todos muy caro.
El capitalismo ya no puede sobrevivir como tal sin su apellido “popular”: es precisamente una clase media amplia y acomodada lo que da estabilidad al sistema, y le imprime una prosperidad sostenible en el tiempo (que además resulta así ser para -casi- todos).
¿Y usted qué opina al respecto?