Primero nos dijeron que tendríamos que cuidarnos del consumo de atún en exceso, pues había riesgo de contaminarnos con mercurio. Hoy el problema parece empeorar y no solo con los túnidos.
El mercurio es un elemento tóxico que existe de forma natural en planeta, pero sus niveles se han disparado en los últimos años debido a vertidos procedentes de la quema del carbón para la producción de electricidad, incineración de residuos o su uso en la minería artesanal de oro.
Un estudio, que se publica en el último número de la revista Naturaleza, se utilizaron más de 30 años de datos sobre las concentraciones de mercurio en el ecosistema del golfo de Maine, en el noroeste del océano Atlántico. Los resultados revelaron un aumento hasta de un 23 % en los niveles del tóxico entre los años 1970 y 2000.
“El calentamiento del agua de mar está incrementando la actividad de los peces de sangre fría, que consumen más alimentos y, por lo tanto, absorben más metilmercurio”, explica la investigadora.
En el caso de la especie estudiada, el atún rojo del Atlántico, el calentamiento del agua podría estar detrás de un aumento del 56 % en la acumulación de mercurio.
En el trabajo también se observó que, en algunos casos, la sobrepesca provoca cambios en la dieta de los depredadores y hacen aumentar el nivel del neurotóxico.
“Si un pez depredador consume normalmente una presa baja en mercurio pero está sobreexplotada, cambia a otra especie que puede tener una mayor acumulación. En este caso, veríamos un aumento de la carga de la neurotoxina en el depredador”, subraya Schartup.
Por ejemplo, actualmente el bacalao tiene que depender en mayor medida del arenque y la langosta, que tienen mayores concentraciones de neurotoxina que otros peces de los que se alimentaba en la década de 1970.
“Hemos demostrado que para continuar con la reducción de los niveles del tóxico en el pescado tenemos que presionar para que se produzcan reducciones más agresivas en las emisiones de mercurio y de gases de efecto invernadero”, concluye la autora.
Schartup recuerda que el panorama político actual en EE UU amenaza los progresos obtenidos en este ámbito “por la relajación de los límites de emisión de gases de efecto invernadero y de la quema del carbón”, principal fuente de mercurio.
“Un cambio de política podría amplificar el calentamiento de las aguas y aumentar los niveles del tóxico”, advierte.