¿Pueden los cambios estacionales afectar a nuestro estado de ánimo?

Más allá de lo que podamos pensar, la mera transición de los meses de otoño a invierno induce en casi el 6 % de la población una serie de síntomas que entrarían dentro de lo que se conoce como trastorno afectivo estacional.

La luz y las condiciones climáticas ejercen una gran influencia en nuestro estado anímico.

Ya en la época griega, Hipócrates hizo referencia a la importancia de los cambios de estación en la génesis de algunas enfermedades, así como de los cambios corporales provocados por el frío o el calor.

Hay estaciones del año en las que algunas enfermedades mentales empeoran o que producen leves síntomas como una disminución del estado de ánimo, aumento del cansancio, dificultad para conciliar el sueño y baja concentración.

Si estos síntomas son muy marcados puede que se esté produciendo en el individuo un trastorno afectivo estacional.

Conocer los síntomas y sus características nos puede ayudar a entender su importancia. Más aún, solicitar ayuda especializada en estos casos es sin duda un hecho esencial.

Son muchas las personas a quienes no les agradan los cambios estacionales. Ahora bien, no por ello deben sufrir un trastorno psicológico.

El simple hecho de pasar del horario de verano al de otoño, supone una alteración por diversas causas.

Por término medio, tardamos entre dos y tres semanas en acomodarnos a estos cambios. No obstante, hay casos en que podemos presentar un tipo de sintomatología capaz de afectar a nuestra calidad de vida.

¿Qué es el trastorno afectivo estacional?

Estudios como el llevado a cabo por el doctor Ivay Kurlansik, de la Universidad de Manchester, nos señalan que hace años se mantenía la hipótesis de que este trastorno se relacionaba con una falta de melatonia.

Sin embargo, en la actualidad sabemos que depende de muchos más factores, y uno de ellos tendría que ver también con la serotonina.

El Trastorno afectivo estacional o TAE se presenta aproximadamente en seis de cada cien personas.

Es más común en los adultos, aunque también puede presentarse en niños y adolescentes. El número de mujeres afectadas por este trastorno es mayor que en hombres.

Se caracteriza por la presencia en el individuo de cambios en el humor propios de la depresión como la astenia, sentimientos de desesperanza, irritabilidad, tristeza, ansiedad, anhedonia, disminución de la líbido, etc.

¿Por qué sucede?

Existen muchas teorías sobre por qué se producen estos cambios anímicos en los individuos en relación a los cambios estacionales. Así, la mayoría de los investigadores coinciden en que pueden estar desencadenados por la respuesta del cerebro a la disminución de la luz.

Además, la relación de este factor con algunas hormonas melatonina y serotonina claves en la regulación de los ciclos de sueño-vigilia. sería otro aspecto esencial.

Así, cuando los días son más cortos en otoño e invierno y las horas de oscuridad más largas, se puede producir un aumento de los niveles de melatonina y una disminución de la serotonina.

Ser conscientes de esta realidad, nos puede permitir estar preparados. Por ello, nunca está de más consultar con nuestros médicos para tomar medidas preventivas o seguir estrategias para reducir su efecto.

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