Cuando hablamos de bacterias, lo primero que viene a nuestra mente son todas las enfermedades infecciosas que conocemos y, por eso, creemos que todas las bacterias son nuestras enemigas.

En realidad, existen diversos grupos de bacterias maravillosas que pueden considerarse, en determinadas circunstancias, benéficas para los seres vivos o para el medio ambiente.

Para las plantas, las bacterias benéficas juegan un papel muy importante en su ciclo de vida. Por una parte, estas bacterias promueven el crecimiento de las plantas con las que se asocian y, por otra, las protegen contra microorganismos patógenos.

Algunas de estas bacterias son conocidas como rizobacterias promotoras del crecimiento vegetal y son aquellas que colonizan de forma natural la rizósfera de las plantas; esto es, la parte del suelo que está en contacto cercano con las raíces vivas de la planta.

En su artículo publicado en el portal “Científicas Mexicanas”, Catherine Cesa Luna, una química clínica, maestra y doctora en diencias microbiológicas por la Universidad Autónoma de Puebla afirma que algunas otras bacterias benéficas pueden degradar compuestos tóxicos de suelos contaminados, y son conocidas como bacterias biorremediadora.

Dice que las rizobacterias promueven el crecimiento mediante mecanismos como: la fijación biológica de nitrógeno, la solubilización de fosfatos, la producción de compuestos orgánicos volátiles, la inducción de resistencia sistémica, la producción de enzimas o la inhibición de patógenos.

Algunas sustancias inhibitorias producidas por estas bacterias son: el antibiótico cloranfenicol, producido por bacterias del género Streptomyces; el sideróforo pioverdina, producido por Pseudomonas spp.; la bacteriocina nisina, producida por Lactococcus lactis; el antifúngico anfotericina B, producido por Streptomyces nodosus o el compuesto orgánico volátil ácido cianhídrico (HCN), por mencionar algunos ejemplos.

Afirma la investigadora que generalmente, la estrategia que se emplea en la agricultura para el control de microorganismos que enferman a las plantas es el uso de pesticidas.

Para reducir los efectos negativos del uso de pesticidas, se propone el uso de bacterias benéficas en los cultivos, sobre todo aquéllas que inhiben a fitopatógenos al producir sustancias inhibitorias.

En teoría, estas bacterias benéficas podrían utilizarse en plantas de interés agrícola como parte de inoculantes biológicos mixtos, que son productos formulados con microorganismos vivos destinados al control biológico de plagas.

 Desafortunadamente, el potencial de biocontrol de la mayoría de estas bacterias, solo ha sido evaluado con ensayos in vitro y su aplicación directa en cultivos agrícolas ha sido poco explorada.

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