Investigación y Ciencia publica un artículo de la investigadora Marta Pulido Salgado quien afirma que la soledad afecta nuestra salud mental y física, así como nuestra cognición y esperanza de vida, además de aumentar el riesgo de padecer demencias, como la enfermedad de Alzheimer.
Sin embargo, dice que las bases neurales de la ausencia de compañía permanecen aún por esclarecer.
Agrega que a fin de dilucidar dicha cuestión, Danilo Bzok y su equipo, de la Universidad McGill en Canadá, en colaboración con otros investigadores de Estados Unidos, Países Bajos, Reino Unido, Singapur y Alemania, analizaron imágenes cerebrales de aproximadamente 40,000 personas, de edades comprendidas entre los 40 y los 69 años.
Los resultados, publicados en tiempo reciente por la revista Nature Communications, muestran que el 13.1 por ciento de los participantes declaró sentirse solo a menudo. Los investigadores evaluaron la posibilidad de que este sentimiento guardase relación con cambios en el volumen de la sustancia gris y ciertos circuitos neuronales.
Al parecer, agrega la escritora, las principales alteraciones se observaron en la denominada red neuronal por defecto, un conjunto de regiones cerebrales activas cuando el cerebro, aun despierto, se centra en pensamientos internos, como recuerdos, divagaciones y ensoñaciones.
En concreto señala que a sustancia gris de estas áreas presentaba mayor volumen en las personas solitarias. Asimismo, las conexiones entre las neuronas que conforman y conectan los distintos núcleos de la red también resultaron ser más fuertes.
En cambio, en cuanto a la sustancia blanca, es decir los axones neuronales recubiertos de mielina, dice que la soledad correlacionó con cambios en el fórnix, un conjunto de fibras nerviosas que comunica el hipocampo con la red neuronal por defecto.
Comenta que en los participantes carentes de compañía, los científicos observaron que la estructura de esta región estaba mejor preservada.
Los autores señalan que durante el análisis consideraron variables como el sexo, índice de masa corporal, tamaño del cráneo, posibles movimientos durante la adquisición de las imágenes por resonancia magnética, así como trastornos depresivos y de ansiedad para descartar posibles efectos que pudieran interferir en los hallazgos.
Señala que los investigadores, como Bzok y sus colaboradores, postulan que en ausencia de las interacciones sociales deseadas, los individuos solitarios usarían su imaginación, memorias pasadas y fantasías con respecto a otras personas, procesos todos ellos mediados por la red neuronal por defecto. Ello, según la investigadora, podría potenciar dicha red que, a su vez incrementaría, este tipo de pensamientos. La comprensión de la relación entre la soledad y el cerebro resulta esencial para reducir los efectos de este estado emocional, que constituyen un grave problema de salud, sobre todo entre los mayores