Investigadores del Cinvestav descubrieron que 23 marcas de leche, comercializadas en nuestro país presentan pequeños fragmentos de microplásticos, es decir, agentes perjudiciales para la salud que causan obstrucción intestinal y falta de apetito en especies marítimas, repercutiendo en su proceso de reproducción.

Los integrantes del Departamento del Biotecnología y Bioingeniería del Cinvestav, Fermín Pérez Guevara y Munisamy Gurusamy detectaron la presencia de este material en diferentes productos comestibles, luego que la Organización Mundial de la Salud hiciera un llamado a la comunidad científica mundial a estudiar los microplásticos, pues según el organismo internacional, han sido rastreados en una variedad de productos alimenticios.

Fue así que los especialistas en colaboración del Centro Mexicano para la Producción más Limpia, del Instituto Politécnico Nacional  analizaron 23 productos lácteos, de los cuales todos ellos presentaron residuos de microplásticos de tipo “polisulfonatos”, que son utilizados, frecuentemente, en la industria alimenticia como elementos de la membrana de filtros.

Este método de filtración consiste en un proceso de separación física que permite abstraer moléculas de diferentes tamaños y características, mediante una fuerza de presión entre los dos lados de una membrana especial.

De acuerdo con diferentes investigaciones, esta tecnología reduce los costos de producción, sin embargo, impacta en la calidad de los productos.

Es por ello que los investigadores se encuentran tan interesados en indagar los efectos de estos materiales, ya que si bien se ha confirmado los factores adversos que producen en la fauna, aún hoy no es posible saber si existen alteraciones importantes en la salud humana relacionadas con su ingesta.

Pérez Guevara dijo que lo más interesante del estudio fue que en todas las muestras se encontraron microplásticos de polisulfonatos, pero no se identificó algún otro tipo de polímero.

Agrego que esta situación les hace inferir que se no se trata de una contaminación externa, sino parte del proceso, probablemente dentro de la secuencia de pasteurización donde se emplean estos filtros, ya sea por algún desgaste de los mismos, o por algún tipo de amarre que produzca fricción, lo cual genera las partículas del polímero”.

Por su parte, Munisamy Gurusamy consideró que para determinar la presencia de estos microplásticos en los productos lácteos fue necesario un tratamiento térmico a 75 grados centígrados, que disolvió los ácidos grasos, favoreciendo la filtración de las partículas plásticas en las sustancias liquidas.

Posteriormente, los microplásticos fueron analizados a través de microscopía electrónica para poder clasificarlos.

Todo ello, con la intención de verificar su forma e identificar si existen otros compuestos, como son metales, que al ingerirse generen otro tipo de problemas a la salud.

Fue así que Pérez Guevara y Gurusamy descubrieron que la leche presentaba fragmentos de microplásticos polisulfonatos. En este contexto, Pérez Guevara expresó su interés por continuar documentando la presencia de microplásticos en productos alimenticios con el objetivo que se realicen más estudios sobre las consecuencias de su consumo en la salud humana, ya que, como lo documentó la OMS, la información en torno a sus efectos secundarios aún es escasa.

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