En pleno año 2021, las vacunas son el tema del momento: la pandemia COVID-19 sigue siendo noticia, pero se espera que por poco tiempo. Sin embargo, no es la única prioridad en salud pública, destacando entre todas ellas ese conjunto heterogéneo de enfermedades conocido como cáncer.
Y es que ahora, según ha revelado un ensayo clínico presentado en la Reunión Anual de la Asociación Estadounidense para la Investigación del Cáncer en formato virtual durante este año 2021, ya se habría logrado desarrollar una vacuna personalizada contra el cáncer.
La vacuna, que ha sido desarrollada en colaboración con la plataforma computacional del prestigioso hospital Monte Sinaí, no ha planteado problemas de seguridad, pero sí un beneficio potencial contra diversos tipos de cáncer, incluyendo los de pulmón y vejiga, conocidos por su alto riesgo de recurrencia.
Sin embargo, las vacunas contra el cáncer pueden dar lugar a un aprendizaje y un reconocimiento por parte del sistema inmune, logrando que puedan prevenir las recurrencias del cáncer. Además, las vacunas contendrían un adyuvante que maximizaría la eficacia del sistema inmune.
Para lograr desarrollar este tipo de vacuna, el Dr. Marron y sus colegas secuenciaron el ADN del tumor, la línea germinal del mismo y el ARN tumoral de cada paciente. Además, identificaron el objetivo específico del tumor para ayudar a predecir si el sistema inmune del paciente reconocería los objetivos de la vacuna.
Por su parte, la plataforma computacional de Monte Sinaí, conocida como OpenVax, habría permitido a los investigadores identificar y priorizar dianas inmunogénicas para sintetizar y desarrollar la vacuna.
Durante el estudio, tras cualquier tratamiento estándar, ya fuese cirugía en el caso de los tumores sólidos o trasplante de médula ósea en el mieloma múltiple, los pacientes recibieron 10 dosis de vacunas personalizadas durante un periodo de seis meses.
Cada vacuna se administró con el inmunoestimulante, o adyuvante, poli-ICLC, que es un “ARN sintético, estabilizado, de doble hebra, capaz de activar múltiples receptores inmunes innatos”, como explica Nina Bhawdwaj, directora del Programa de Inmunoterapia y la Cátedra Ward-Coleman de Investigación del Cáncer en el Tish Cancer Institute, y coautora del estudio
Por tanto, pensaron desarrollar una vacuna con “neoantígenos” que se administra después de una terapia adyuvante previa (como la mencionada cirugía), momento en el cual los pacientes sufrirían una enfermedad mínima, microscópica, y por tanto en un entorno ideal para las vacunas y su potencial.
Previamente a la vacuna, los participantes del ensayo clínico tenían una alta probabilidad de recurrencia. Trece de ellos recibieron la vacuna personalizada: 10 de ellos sufrían tumores sólidos y 3 sufrían un mieloma múltiple.
Para finalizar, cabe recordar que se trata de un ensayo clínico de fase 1, cuyo objetivo esencial es determinar la seguridad de un tratamiento experimental, como fue el caso.
Aun así se objetivaron beneficios tempranos de la vacuna tras realizar análisis sanguíneos a los pacientes tratados, algo que no deja de ser un buen resultado asociado.