el que los océanos desempeñan un papel crucial por ser las principales reservas del material del que está compuesto ese sistema: el agua.

Gracias a los océanos, y en concreto a los procesos metabólicos de las especies que viven en él, se han podido absorber el 28% de las emisiones antropogénicas de dióxido de carbono derivadas de los combustibles fósiles y cambios en los usos de la tierra, así como retener el 90% del exceso de calor generado por esas emisiones.

Sin los océanos y sus sumideros, los niveles de CO2 atmosférico se acercarían a las 600 partes por millón, es decir, aproximadamente un 50% más de la acumulación actual de 410ppm expuesta en el último informe de la Organización Meteorológica Mundial sobre el estado mundial del clima.

Sin embargo, esa capacidad está a punto de desaparecer, según un nuevo informe de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la UNESCO. En él se detalla que la futura respuesta de los océanos a la contante emisión de CO2 podrá verse alterada dependiendo de los escenarios a los que se le someta, aunque con el ritmo actual de contaminación es muy posible que pasen de ser sumideros a ser emisores.

“La respuesta de los océanos dependerá en gran medida del ritmo de emisiones y de los cambios en la biota que contiene. Aun así, si las emisiones continúan aumentando, el océano se verá incapaz de seguir tratando el CO2, lo que se traduce en una reducción de nuestra capacidad de amortiguación del cambio climático”, desprende la UNESCO en el informe.

En este sentido, el documento advierte que la biota determinará en gran medida nuestro futuro al jugar “un papel fundamental en muchos aspectos del ciclo de carbono”. Así, recuerda que los procesos biológicos almacenan y transportaron suficiente carbono como para mantener los niveles preindustriales en 220ppm.

El problema es que la destrucción de esta forma de vida no ha parado de sucederse durante las últimas décadas, sobre todo debido a la acidificación del agua causada por la absorción del CO2, las prácticas de pesca de arrastre y la minería de los fondos marinos.

“La destrucción de los ecosistemas marinos está reduciendo nuestra capacidad de mitigar el cambio climático. Por poner un ejemplo, las construcciones de núcleos urbanos costeros han propiciado la destrucción casi del 50% de los manglares del mundo, una especie responsable de secuestrar entre seis y ocho toneladas anuales de CO2 por hectárea”, señalan.

Para evitar futuros daños, el informe advierte de la urgencia de estudiar en profundidad el ciclo mundial del carbono dadas las lagunas de conocimiento que desafían la capacidad de la comunidad científica para lanzar proyecciones ajustadas a la realidad.

“El objetivo del Decenio es proporcionar un marco propicio para las ciencias oceánicas diseñado y administrado conjuntamente por una gama amplia de actores que produzca una mayor aceptación y uso de las ciencias oceánicas para la acción y la innovación”, señalan desde la Organización de las Naciones Unidas. “Es urgente estudiar el ciclo de captación del CO2, entenderlo bien y establecer una hoja de ruta que guíe a las autoridades responsables del diseño de políticas de mitigación y adaptación al cambio climático durante el próximo decenio”, concluyen desde la UNESCO.

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