La Corriente Atlántica, una gigantesca ‘cinta transportadora’ marina que traslada las aguas cálidas del trópico hasta el Atlántico norte, está frenándose y al borde del colapso, lo que alterará las temperaturas en Europa.

Los científicos venían advirtiéndolo desde hace años.

El más reciente estudio no solo ratifica la pérdida de potencia de esta corriente marina, sino que prevé un frenazo en seco en un futuro no tan lejano. El parón tendrá consecuencias en toda Europa, donde provocará largas sequías y sumirá a la mayor parte del continente en un invierno helado permanente.

“Una vez esto ocurra, el movimiento de aguas cálidas tropicales a la zona del Atlántico norte cesará, con lo que se convertirán en aguas más frías e influirán de manera determinante en el clima de la región”, asegura el físico atmosférico de la Universidad Complutense de Madrid, Juan Jesús González Alemán.

Según este estudio, publicado en la revista Nature, existen ya indicios suficientes en el comportamiento de esta ‘cinta transportadora’ de agua como para determinar que está al borde de un “colapso inminente”.

La circulación termohalina es uno de los componentes más importantes de la circulación oceánica a escala global. Básicamente, por su significativa participación en el flujo de calor neto de todo el globo, es uno de los factores determinantes del clima mundial

La AMOC, que se encuentra dentro de esta cinta transportadora, es la responsable, por su parte, de regular la temperatura en la zona meridional del Atlántico. “Gracias a ella, el clima en Madrid es más cálido que en Nueva York, a pesar de que están a una latitud similar”, señala el físico atmosférico.

Su funcionamiento se caracteriza por un flujo de aguas cálidas y saladas que se mueven por las capas superiores del Atlántico, mientras otro flujo transporta hacia el sur las aguas más frías y profundas que luego formarán parte de la circulación termohalina.

Sin embargo, el motor que impulsa esta corriente atlántica ha perdido fuelle en la última década y se cree que el responsable es el propio cambio climático.

“No se sabe con exactitud, pero muchas teorías apuntan al deshielo de Groenlandia como principal motivo de esta desaceleración”, asegura González, pues es justamente el hielo de los lugares más fríos de Europa los que permiten que funcione esta corriente atlántica.

Esto, unido a la densidad que adquieren las aguas superficiales debido a la profundización del cambio climático, ha provocado que el sistema esté a un paso de colapsar totalmente.

De hecho, se considera esta circunstancia concreta como un “punto de inflexión del sistema climático”, lo que quiere decir que, una vez ocurra, el clima de esa zona no volverá a ser el mismo.

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