Un estudio hecho por miembros del Tecnológico de Massachusetts ha concluido queque el “asfalto frío” puede llegar a reducir la temperatura de ciudades como Phoenix, Arizona 2.1ºC.

Hay varias formas de “enfriar” el asfalto de las calles. Una prueba piloto en Phoenix lo logra añadiéndole una capa superior de material formado por agua, jabón que actúa como emulsificador, más asfalto, polímeros y materiales reciclados. Esa mezcla logra reflejar más luz del sol, que de lo contrario sería absorbida por el asfalto tradicional y generaría más calor en la calle.

La rebaja de temperatura que a su vez pueden provocar más beneficios: dos grados menos pueden reducir el uso del aire acondicionado en los edificios colindantes a esos asfaltos fríos. Y eso también se traduce en menos energía y menos emisiones. Y buen colocados, esos asfaltos incluso pueden reducir el consumo de combustible en los vehículos.

Otra ventaja que han encontrado en el estudio es la clara reducción de emisiones: en Boston bajan un 3% y en Phoenix se reducen hasta un 6%. Ahora bien, los responsables del informe aclaran que hay muchos factores que pueden modificar estos valores. “El clima de la región, el tráfico o la distribución de los edificios deben tenerse en cuenta a la hora de elegir la estrategia para colocar asfalto frío en las calles”, aclaran.

El estudio representa uno de esos pasos que auguran un futuro prometedor, pero que al mismo tiempo avisa que hay mucho trabajo por hacer. El asfalto frío puede ayudar, pero cada ciudad es un mundo si hay que tener en cuenta dónde está y cómo ha sido construida. Reducir el calor de las ciudades en los veranos que vienen va a costar.

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