México sigue siendo el principal proveedor internacional de marihuana para Estados Unidos, pero las ganancias de este mercado han disminuido desde 2013, lo que ha obligado a ciertos grupos criminales a buscar otras fuentes de ingreso, según ha publicado el sitio de internet de la organización InSight Crime.

Ase indica que a medida que más estados de Estados Unidos avanzan hacia la legalización, “la marihuana mexicana ha sido sustituida en gran parte por marihuana de producción nacional”, así lo señala la Evaluación Nacional de la Amenaza de las Drogas 2020, de la Administración para el Control de Drogas de los Estados Unidos.

El informe indica que las incautaciones de marihuana en la frontera entre Estados Unidos y México disminuyeron en más del 81 por ciento entre 2013 y 2020, lo que indica que los grupos criminales mexicanos han reducido significativamente sus operaciones de tráfico de marihuana.

Según un informe sobre los cultivos de drogas publicado en 2016 por un investigador de la Universidad Autónoma de Madrid, el estado fronterizo de Chihuahua es, después de Sinaloa, el segundo mayor productor de marihuana de México, representando el 20 por ciento de la producción nacional.

Dos de las principales organizaciones criminales de México operan en la Sierra Tarahumara: el Cartel de Sinaloa y el Cartel de Juárez, a través de su brazo armado, conocido como La Línea.

En los últimos 10 años, los combates entre estos dos grupos han estado en un constante tira y afloja. Ambos grupos han debido adaptarse a la situación en muchos estados de Estados Unidos que han despenalizado o legalizado la marihuana.

Con ese fin, han monopolizado otras actividades comerciales como la venta de alcohol y la tala, a la vez que extorsionan a los trabajadores agrícolas de la región para mantener sus ganancias.

El cartel está comprando grandes cantidades de alcohol en las principales ciudades, como Cuauhtémoc o la capital, Chihuahua, y luego lo transportan en camión hasta varios municipios de la Sierra Tarahumara.

San Juanito, un pueblo rodeado de bosques al pie de la Sierra Tarahumara, epicentro de los combates entre los carteles de Sinaloa y Juárez, era antes conocido como el “Bosque de San Juanito” por su hermosa y espesa cubierta arbórea. Pero después de varios años de tala voraz, tanto legal como ilegal, sus habitantes lo llaman en broma el “Valle de San Juanito”.

Dada la fuerte presencia de los carteles, se ha vuelto casi imposible determinar qué cantidad de la madera que llega a los aserraderos es legítima y cuál está contaminada por el crimen organizado, ya sea producida ilegalmente por dichos grupos o por aserraderos legales que son obligados a pagar un impuesto para poder operar.

Durante los meses de verano, cientos de hombres salen de la Sierra Tarahumara y se dirigen hacia el norte, a ciudades principales como Cuauhtémoc o Chihuahua, para trabajar en granjas de manzanas, tomates, chiles, nueces y frijoles.

Las empresas de gran tamaño han establecido grandes operaciones en torno a estas dos ciudades, y su fuerza laboral la obtienen en todo el estado.

A %d blogueros les gusta esto: