El ser humano lleva tantos milenios habitando la Tierra que en algunas ocasiones se ha olvidado de la naturaleza impredecible del planeta.

En la mitad del desierto de Turkmenistán existe un enorme cráter cuya apariencia hace honor al nombre que se le ha dado, la ‘puerta del infierno’. Las llamas se elevan desde dentro de su enorme diámetro para recordarnos lo peligrosa que pueda tornarse la naturaleza cuando no se le trata con respeto.

La ‘puerta del infierno’, como muchos la llaman o el cráter Darvaza, no es natural, fue creada por un error humano y lleva ardiendo medio siglo.

Todo comenzó en la década de los 70, cuando Turkmenistán pertenecía todavía a la entonces Unión Soviética. En aquel entonces, el gobierno soviético buscaba campos petroleros en el desierto y qué mejor lugar que en el desierto turkmeno para hacerlo.

Pronto encontraron un sitio que prometía convertirse en una fuente rica en petróleo e instalaron una plataforma de perforación. Sin embargo, lo que parecía ser una gran fuente de explotación petrolera, terminó convirtiéndose en un enorme cráter.

Para el mal fortunio de los ingenieros soviéticos, lo que yacía debajo del suelo elegido no era precisamente petróleo, sino gas. Por lo que el terreno prácticamente estaba cóncavo y colapsó con el peso de la plataforma. De esto resultó el cráter Darvaza, un agujero enorme en el suelo con 70 metros de diámetro y 20 de profundidad.

La gran cavidad pronto se convirtió en un problema para los científicos puesto que no surgió solo, sino que desencadenó un efecto dominó. Más cráteres comenzaron a abrirse paso en la superficie del desierto. Pero este no fue el único problema, el gas que resguardaba el subsuelo comenzó a escapar rápidamente hacia la superficie.

Los encargados decidieron poner manos a la obra para intentar despejar el peligro de la zona, pero una vez más tomaron una decisión errada. Decidieron quemar el gas que emanaba desde las entrañas del suelo, desde luego que esperaban que el proceso tardara algunas semanas hasta que el fuego se quedara sin combustible y entonces quedara solucionada la presencia de gas. Sin embargo, las llamas han estado ardiendo desde entonces, llevan más de medio siglo encendidas.

No se sabe cuánto gas queda en aquel lugar, pero su apariencia de un cráter de volcán, le han valido el nombre de la ‘puerta del infierno’. Un sitio que hoy en día atrae a cientos de turistas que se aventuran a visitar aquel enorme agujero para verlo arder desde una distancia segura. Las llamas incandescentes viven constantes, día y noche, alimentando el cráter Darvaza y todo por un error humano.

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