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El pueblo mexicano que se hunde en el Pacífico

“¡No hay esperanza. No van a detener al mar!”. Sintetiza el pescador Jorge Luis Virgen. El problema que afronta el pueblo de Palmar de Cuautla, en el Estado de Nayarit, es que el mar está devorando la costa.

El periódico español “El País” publica amplio reportaje firmado por Héctor Guerrero, que el calentamiento global ha provocado que el nivel del mar aumente, año tras año en esta localidad en México.

Palmar de Cuautla es una comunidad que se localiza en el municipio de Santiago Ixcuintla Nayarit, la cual se encuentra a punto de desaparecer.

El mar ha devorado casa y tierras de cultivo de los lugareños. Algunas personas han sido reubicadas debido al peligro latente del lugar que debiera ser su refugio y resguardo.

La desgracia que vive este pueblo de pescadores se remonta a los años 70, cuando el gobierno federal construyó en el mar un canal de casi cuatro kilómetros de largo, cuatro metros de ancho y dos de profundidad, que alimentaría varias lagunas y esteros para mejorar la producción pesquera.

Sin embargo, los fuertes oleajes marinos y de los ríos que desembocan provocaron ensanchamiento del canal y luego quedo abandonado, lo que erosionó varias playas de la región y taponó algunas.

Los pobladores aseguran que esto no fue provocado por la naturaleza, si no por el gobierno al realizar la obra de un canal en el mar que se está llevando el pueblo completo.

Desde hace años, el mar arrastra arena a las lagunas que se secan y provocan graves problemas ambientales, el 80% de una especie de mangle ya desapareció.

Desgraciadamente, los pobladores de Palmar de Cuautla no quieren ser reubicados debido a que esta zona es un lugar de gran producción pesquera y camaronera que alimente a gran parte del occidente del país y esta actividad es el sustento de sus familias.

“Esta fuerza mareal se está llevando el sedimento a ambas orillas del canal. Cada día se está ensanchando más y más.

Es posible que siga avanzando conforme se siga dando el cambio climático”, comenta Mario Alberto Jiménez, biólogo mexicano. La subida de las aguas ha destruido las casas de las orillas. Los pobladores “van a tener que estar construyendo nuevas viviendas, tres o cuatro años”, agrega Jiménez.

Los habitantes han tenido que desplazarse y reclaman apoyos a los gobiernos locales, solicitudes que han quedado sin respuesta la mayoría de veces.

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