Samuel Ponce de León, médico cirujano con residencia en Medicina Interna y Enfermedades Infecciosas, maestro en Epidemiología, coordinador del Programa Universitario de Investigación en Salud, así como de la Comisión para Atención de la Emergencia de Coronavirus de la UNAM narra en la gaceta de la Universidad sus experiencias durante la pandemia.
De acuerdo con la información publicada y ante el inminente inicio del tercer año de la pandemia, la transmisión continúa y sus consecuencias crecen. Las pérdidas son inmensas. En el centro de la atención y del dolor la mortalidad sigue creciendo.
Afirma que en todos los países la expectativa de vida ha disminuido. En mi perspectiva es importante recordar que este escenario se había avisado. Hace décadas se ha venido reiterando la inminencia de una pandemia como la actual y no se atendieron los mensajes; ocurrió lo contrario.
En nuestra nación enfrentamos la pandemia con un sistema de salud pulverizado, de ahí las consecuencias. En el ámbito global más de cinco millones de muertes oficiales, obviamente son muchas más.
Desde un principio se anticipaba que la contagiosidad del nuevo virus por un lado y la ausencia de inmunidad en la población por el otro, establecían condiciones para una permanente transmisión, hasta que un muy alto número de habitantes desarrollara esta inmunidad, en forma natural o por la vacunación.
Por fortuna, el desarrollo de vacunas ha sido espectacular; sin embargo, la inequidad es una herida que sangra, y es consecuencia de la falta de planeación.
Ante el aniversario que marca el inicio del tercer año de epidemia, escucharemos críticas y denostaciones, también reiteraciones indefendibles, en un marco de superficialidad y polarización. Recalco, que ante un problema de esta magnitud no hay posibilidad de tener buenos resultados. La impreparación y la insuficiencia han pasado su costo.
Hoy, es sensato pensar que lo peor tal vez ha quedado atrás, y es precisamente ahora que tenemos que mirar al futuro porque la siguiente pandemia ya se puede estar gestando, y deberíamos estar preparados.