Firmado por Teresa de Miguel y Jorge Galindo un artículo publicado en el diario español “El País” describe la forma cómo el cambio climático ha destruido territorios enteros en México.

Los investigadores relatan que desde abril pasado, México sufrió una sequía histórica que vació las presas de la mayor parte del país y dejó imágenes como la del lago de Cuitzeo, en Michoacán, convertido en un erial. Unos meses después, una feroz temporada de lluvias dejaba graves inundaciones en el Estado de México, Jalisco y Chihuahua y desbordaba el río Tula, en Hidalgo, dejando un rastro de destrucción y decenas de muertos.

Afirman que México siempre ha estado expuesto a fenómenos extremos, pero el cambio climático está aumentando su frecuencia y severidad. El 2021 lo está demostrando.

El incremento de la temperatura, propulsado principalmente por la emisión de gases de efecto invernadero. Si en 1985 el promedio de temperatura a nivel nacional era de 20,4 grados, en 2020 fue de 22,4.

La temperatura de la superficie del mar ha venido aumentando, lo que también propicia la formación de huracanes”, explica Jorge Zavala, investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, quien además dice que tan sólo en 2020, la temporada de ciclones tropicales en el Atlántico rompió récords al sumar 30 de estos fenómenos.

México es uno de los países más vulnerables del mundo ante el cambio climático debido en buena parte a sus características geográficas. Es uno de los 15 mayores emisores de gases de efecto invernadero con el 1,47% del total mundial y la petrolera estatal, Pemex, se sitúa entre las diez empresas más contaminantes del mundo.

El impacto económico de los desastres en México, principalmente hidrometeorológicos, aumentó en 2020 un 200% anual hasta superar los 31,000 millones de pesos, según el Centro Nacional de Prevención de Desastres.

Pero, para la investigadora de la UNAM Ana Cecilia Conde, estos impactos podrían ser evitables si se transitase hacia una idea de desarrollo diferente. “La vía para México es restaurar nuestros ecosistemas, particularmente los costeros, y pasar a una agricultura más agroecológica”.

La experta hace énfasis en la importancia de proteger los humedales y en concreto los manglares, que almacenan hasta cuatro veces más carbono que la mayoría de los bosques del planeta.

Su voz no parece tener eco en las políticas del actual Gobierno de México, que deforestó más de 300 hectáreas de manglares en Tabasco precisamente para construir una nueva refinería.

Solo el tiempo dirá si el país toma el rumbo de proteger sus ecosistemas para tratar de frenar el calentamiento o sigue favoreciendo los combustibles fósiles, aunque los impactos ambientales y climáticos sean potencialmente devastadores, concluye el artículo.

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