El epicentro de la pandemia regresa a Europa, aunque no todos los países del viejo continente se encuentran en la misma situación.

España, de hecho, tiene una tasa de incidencia o muertes diarias (67, 30) notablemente más baja que otros países como Alemania (406, 236). La linea divisoria se asemeja por momentos al Telón de Acero que dividió Europa en tiempos de la Guerra Fría y la causa se atribuye a la desconfianza -arraigada y nueva- en el Estado.

¿Qué es lo que marca esta diferencia? Las vacunas.

El porcentaje de vacunación en España es del 90% de la población y en Alemania no alcanza el 70%. 20 puntos de diferencia que inclinan la balanza. No solo en este caso.

Tal y como muestran los mapas de Our World in Data, elaborados por la Universidad de Oxford con datos oficiales, la incidencia y gravedad de la enfermedad provocada por el SARS-CoV-2 es inversamente proporcional al porcentaje de población vacunada.

Así lo explica también en su cuenta de Twitter Luka Mesin, inmunólogo de la Universidad Rockefeller, centro especializado en ciencias biomédicas.

No se cansan de repetir los científicos que en esta pandemia hay pocas certezas, pero haberlas, haylas y la eficacia de las vacunas es una de ellas. Lo demuestran estos mapas y las gráficas que comparan vacunación y mortalidad.

Lo reflejan también los datos de ingresos en UCI en España. Tal y como confirmó Sanidad el miércoles, la mayoría de los enfermos de covid-19, ingresados o críticos, son personas no vacunadas

¿Por qué este rechazo a las vacunas?

Rumania y Bulgaria son los estados con menor tasa de vacunación de la Unión Europea y con mayor tasa diaria de mortalidad.

Las morgues están llenas, pero en Bulgaria sólo el 23% de la población cuenta con la pauta completa y el 34% en Rumanía.

Por falta de vacunas no es. La compra centralizada de la Unión Europea garantiza un reparto equitativo y proporcional de los viales, pero en estos países pesan más los bajos niveles de educación sanitaria, la desinformación y la escasa confianza de la población en el gobierno y las instituciones, concluyen los investigadores.

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