Color a sangre, sabor ligeramente acidulado y sensación refrescante. Se trata del agua de Jamaica, que no es mexicana, pero que se ha ganado su carta de naturalización con su presencia a diario en millones de casas.
Tan mexicana que es parte de las Fiestas Patrias y es común, durante el resto de año conseguirla en plazas públicas de México y hasta en las paleterías donde se vende en vasos de litro o en bolsas de plástico atravesadas por un popote para apalear el calor.
La revista México Desconocido dedica en su portal amplio espacio a reseñar cómo es que los mexicanos nos apropiamos del agua de Jamaica.
La flor que nos dio esta rojiza bebida se llama (hibiscus sabdariffa y llegó a México a bordo de la Nao de China, conjunto de embarcaciones españolas que, desde 1565, empezaron a cruzar el Océano Pacífico de Filipinas hasta la Nueva España intercambiando productos.
Así podemos deducir que el primer estado mexicano en donde hubo flor hibiscus fue Acapulco, estado de Guerrero, pues es en este lugar en donde desembarcaban tales navíos
Sin embargo, parece que el lugar que vio nacer a la flor de jamaica fue el África Tropical, es decir Egipto, Sudán y Senegal donde se cultivaba no por la flor sino para extraer fibras de sus duros tallos que servirían para crear telas gruesas, parecidas al henequén.
Precisamente es Guerrero el que en la actualidad lidera la producción de malváceas de Jamaica con 18 mil hectáreas, sembradas por 6 mil campesinos, la producción proviene de una variedad criolla que se siembra únicamente en el ciclo agrícola primavera-verano.
El 70% de la producción nacional se vende a granel y el resto se industrializa para producir vinos, concentrados, mermeladas, bocados y conservas, y claro que las aguas frescas que gustan tanto en nuestro país.
El investigador gastronómico, José Iturriaga, indica que en México se consume Jamaica mexicana y Jamaica china, la primera por ser más costosa y de mejor calidad se encuentra sobre todo en mercados “caros” o gourmet como los de San Juan, San Ángel o Coyoacán.
La Jamaica continúa arraigándose en el paladar de los mexicanos, tanto así que ahora no solo se prepara agua con ella sino quesadillas, salsas, sopas, licores, postres y botanas fritas que roseadas con limón y chile piquín son una delicia, seguro la historia de esta riquísima flor continuará escribiéndose.
Así es cómo la Jamaica llegó a nuestro país para poder disfrutarla, si se quieren ver sembradíos de Jamaica se pueden visitar los estados de Guerrero, Oaxaca, Michoacán y Nayarit.