El caso de un ciudadano estadounidense que recibió piezas de contrabando de AR-15 en México y ensambló las armas para dos de los carteles más violentos del país es un indicio de que dichas armas de fuego, conocidas como “armas fantasmas”, podrían convertirse en parte de los arsenales de los carteles.

Andrew Scott Pierson, de Oklahoma, se hacía enviar de contrabando diversas piezas de armas AR-15 a su taller de mecánica en la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo, México, donde las convertía en armas funcionales utilizadas carteles mexicanos, como lo indica un memorando de sentencia presentado ante un tribunal federal de Estados Unidos en Arkansas.

El pasado 20 de abril, Pierson recibió una sentencia de 12 años de prisión por su papel en la conspiración de tráfico de armas, mediante la cual pedía que las partes de armas de fuego encontradas en Internet le fueran enviadas a Laredo, Texas, para luego hacerlas pasar por la frontera.

Cuando las autoridades allanaron el taller de Pierson en 2018, descubrieron una gran cantidad de piezas y maquinaria utilizada para fabricar las llamadas “armas fantasmas”, como prensas de doblado de metal para receptores de rifles de asalto y receptores AR-15 y AK parcialmente fresados.

Las armas de asalto venían incluso con una marquilla falsa de Colt, el principal fabricante de armas en Estados Unidos.

Según el informe de Milenio, la ATF afirma que los grupos criminales de México, están obteniendo armas ensambladas en su propio país.

“En años recientes hemos encontrado armas que se fabricaron en México y que fueron etiquetadas con marcas estadounidenses para aumentar su valor, pero estas son caseras”, afirma Timothy Sloan, jefe de la ATF en México, en un informe de Milenio.

Las armas fantasmas constituyen una fracción del armamento de los carteles. Pero México no puede permitirse el lujo de ensamblar en el país una gran cantidad de armas fantasmas, dado el aumento de la potencia de fuego y la violencia armada por parte de los grupos criminales.

Se han convertido en sinónimo de armas de fuego que no llevan número de serie y que se ensamblan utilizando kits comprados en línea.

La fabricación y ensamble de armas en México no es un fenómeno nuevo. Este tipo de armas fueron descubiertas ya en 2014 en Jalisco, el estado natal del CJNG. Sin embargo, la modificación de rifles y lanzagranadas para hacerlos más letales es mucho más común entre los carteles, según explicaron.

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