Un equipo multidisciplinario descubrió componentes químicos de microplásticos en suero humano que relacionó con una enfermedad crónica debilitante: la “depresión mayor”
El equipo de Jorge Morales Montor, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, descubrió por primera vez que hay componentes de micro plásticos en pacientes con depresión mayor que todo el tiempo y toda la vida estamos respirando, bebiendo o comiendo.
En los océanos del mundo hay siete islas de plástico, algunas del tamaño de Cuba y de Francia, que por el calentamiento global desprenden ftalatos y bisfenoles, los más peligrosos componentes de los microplásticos.
Estos componentes se encuentran en plásticos duros, utilizados en la fabricación de recipientes de plástico de uso doméstico, y en los plásticos blandos, como el de las bolsas de un solo uso.
Todo el tiempo los estamos respirando con el aire. En el país hay muchas fábricas de plástico que con sus emisiones los liberan a la atmósfera. También los comemos y bebemos todos los días en los alimentos enlatados y en las botellas de agua.
Lo que encontró el equipo de Morales Montor fue muy interesante. El primer dato duro fue que, en todos los sueros analizados, tanto de pacientes con depresión mayor y en otros, “circulaban los cuatro ftalatos que más se detectan en aire y agua, así como dos bisfenoles”.
El otro dato “espectacular y preocupante” fue que circulan en niveles de nanogramos. Para un compuesto que no es nuestro y que circula en la sangre es una cantidad “verdaderamente alta”.
Luego se corroboró que “estaban asociados” con depresión mayor, porque los pacientes con esta enfermedad mostraron altos niveles “de al menos un ftalato”.
Hay una crisis mundial de salud porque la mitad de la población del mundo padece algún tipo de depresión; de ese porcentaje, apunta Morales Montor, entre ocho y doce por ciento sufre depresión mayor.
“La depresión mayor es la principal causa mundial de discapacidad y la primera causa de morbilidad o enfermedad. Lo peor es que más de 85 por ciento de los afectados no reciben tratamiento”.
A diferencia de la depresión menor, caracterizada por ser episódica, en la depresión mayor se padece un mal estado de ánimo permanente porque hay un desequilibrio en diversos neurotransmisores que regulan las conductas y estados de ánimo.
El paciente no se recupera simplemente con querer hacerlo por lo que hay que medicarlo, porque la depresión mayor es una afección del ánimo, en la que se experimentan alteraciones conductuales, profunda tristeza, pérdida de interés en las actividades cotidianas y dificultad para experimentar placer.