El vínculo entre el tráfico de drogas y animales en México es cada día más estrecho. Los cazadores furtivos y madereros se ven obligados a trabajar para el cártel de Sinaloa o el cártel Jalisco Nueva Generación, que les paga en drogas ilegales como la metanfetamina y el fentanilo.

La insaciable sed de China por especies como la totoaba, el pepino de mar y el abulón han convertido el tráfico de animales en un negocio lucrativo, y uno que los grupos del crimen organizado de México quieren controlar.

Según ha publicado el periódico español “El País”, los cárteles mexicanos ahora están entregando estas especies a los comerciantes chinos, quienes a cambio proporcionan los precursores químicos necesarios para fabricar drogas ilegales.

La publicación afirma que esta tarea se ha visto facilitada por el enfoque de no intervención del gobierno mexicano hacia los cárteles y el hecho de que las autoridades ambientales del país están desesperadamente desfinanciadas.

La experta en crimen organizado Vanda Felbab-Brown ha diseccionado esta compleja red en su última investigación para la Brookings Institution, titulada Caza furtiva y tráfico de vida silvestre vinculada a China en México.

El informe explica que las industrias pesqueras y madereras de México están siendo cada vez más controladas por los cárteles para abastecer la demanda china.

La especialista dice que China se ha convertido en un mercado crucial para los productos de biodiversidad de vida silvestre de todo el mundo. México se encuentra en la última etapa de la expansión para satisfacer esa demanda. La gente muy poco sobre el alcance de la caza furtiva y el tráfico legal e ilegal de vida silvestre de México a China

Lo que hace que esto sea único es el papel de los grupos del crimen organizado mexicano y la mezcla de drogas y vida silvestre.

La especialista dice que el poder y la presencia de los grupos mexicanos del crimen organizado se han expandido en la última década. De manera crucial, no solo geográfica sino también funcional, han estado ingresando a muchas actividades económicas más allá del tráfico de drogas.

Agregó que no solo la industria pesquera ilegal, que va mucho más allá de la totoaba, muchas pesquerías legales también son sistemáticamente asumidas por los cárteles.

Desde los pescadores ilegales más pobres y de menor nivel hasta los operadores legales y los grandes exportadores, existe una enorme presión no solo para pagar dinero de extorsión a los cárteles, sino también para convertirse en una subsidiaria del cártel. Dijo que esta situación es terrible y devastadora para las comunidades locales, debido a que los pescadores se vuelven adictos a las drogas y también se venden drogas porque necesitan llevar dinero en efectivo a casa. Venden metanfetamina en la comunidad local para poder llevar dinero a casa. Se vuelven adictos a la metanfetamina de cristal y a drogas muy peligrosas como el fentanilo

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