Si pasas más de unos minutos en la ducha o chapoteando en una piscina y tus dedos tendrán una transformación dramática.
Donde antes se veían delicadas espirales de epidermis levemente rígida ahora hay unos engordados pliegues de piel de uva pasa.
El impactante cambio es familiar, pero aún sigue siendo desconcertante.
Esta manera de arrugarse que tiene la piel de nuestros dedos ha ocupado las mentes y el trabajo de científicos durante décadas, según se publica en el portal de la agencia británica “BBC”.
El artículo señala que muchos se han preocupado por entender qué es lo que ocasiona las arrugas, pero más recientemente, la pregunta del por qué, y cuál es su propósito, está atrayendo la atención de los investigadores.
Pero podría ser hasta más interesante aun lo que nuestros arrugados dedos pueden revelar sobre nuestra salud.
Comúnmente, se creía que las arrugas de los dedos eran una respuesta pasiva en la cual las capas superiores de la piel se hinchaban a medida que el agua inundaba las células a través de un proceso conocido como ósmosis, pero ya en 1935, los científicos sospechaban que había algo más allá en todo este proceso.
Con la ayuda de 500 voluntarios que visitaron el Museo Científico de Londres en 2020, investigadores midieron qué tanta fuerza se necesita para agarrar un objeto plástico.
A lo mejor en una manera poco sorpresiva, aquellos con manos secas y no arrugadas tenían que usar menos fuerza que aquellos que tenían las manos mojadas, pero cuando sumergían las manos en el agua por algunos minutos, hasta que las manos se le arrugaran, la fuerza de agarre en ambos grupos cayó a pesar de que sus manos aún estuvieran mojadas.
Pero las arrugas de nuestros dedos en el agua pueden revelar información importante sobre nuestra salud en maneras sorpresivas también. Las arrugas también se demoran en formarse en las personas que tienen condiciones de la piel como la psoriasis y el vitiligo, por ejemplo.
Pacientes con fibrosis quística experimentan un arrugamiento excesivo de sus palmas al igual que de sus dedos. Pacientes que sufren de diabetes tipo 2 también reportan niveles marcadamente reducidos de arrugas cuando sus manos se hunden en agua.
De manera similar, se ha visto arrugas reducidas en personas con fallo cardíaco, a lo mejor por alguna interrupción en el control de su sistema cardiovascular.
Incluso, un arrugamiento asimétrico de los dedos, en el que una mano se arruga menos que la otra a pesar de durar el mismo tiempo en el agua, ha sido sugerido como una señal temprana de la enfermedad de Parkinson.