A pesar de su erróneo apelativo de “killer”, las orcas son unos animales fascinantes, inteligentes, sociables y, hasta ahora, poco problemáticos para el ser humano.
Apenas existen registros de ataques documentados a personas de orcas en la naturaleza y, sin embargo, de un tiempo a esta parte, las interacciones de este cetáceo con embarcaciones se han incrementado de manera preocupante.
Debido a su dieta, y su particular predilección por el atún, las interacciones de orcas con barcos han estado históricamente relacionadas con el sector pesquero hasta que llegó julio de 2020.
A partir de aquel verano los episodios con veleros de tamaño medio, incluyendo acciones contra el timón, las hélices y hasta embistiendo el casco han ido en aumento.
Aún no conocemos las causas y motivos de esta repentina conducta, los estudios que se han puesto en marcha aún no han conseguido resultados definitivos pero algunas hipótesis empiezan a surgir. Para analizar algunas de estas teorías contactamos con Javier Almunia, doctor en ciencias del mar, director de la Fundación Loro Parque y uno de los mayores expertos en cetáceos de España.
Este punto de “machos jóvenes” podría ser importante porque la mayoría de las interacciones registradas en el estrecho de Gibraltar se atribuyen a un número reducido de orcas jóvenes, según explica Renaud de Stephanis, presidente y coordinador de CIRCE Conservación Information and Research.
“No es una idea descabellada”, nos aclara Javier Almunia, “en las instalaciones acuáticas de Loro Parque tenemos un chorro de agua que les encanta a algunas orcas y cuando no está encendido, intentan hacer que vuelva a ponerse en marcha”.
No obstante, la causalidad en animales es un tema complejo y resultará difícil de demostrar esta relación entre la corriente de agua provocada por el barco y la respuesta de los cetáceos.
En definitiva, este nuevo patrón de comportamiento de las orcas podría obedecer a una conducta pasajera, una moda, realizada por ejemplares jóvenes, pero también podría establecerse y extenderse a otros grupos si encuentra el refuerzo positivo adecuado.
Sea como sea, necesitamos más estudios sobre la vida social y cultural de las orcas, un tema del que apenas sabemos nada.