Las enfermedades mentales ocasionan que no podamos desarrollar y vivir nuestras potencialidades, por ello es necesario que al presentarlas pidamos ayuda, dijo María Elena Medina-Mora Icaza, directora de la Facultad de Psicología de la UNAM.

Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, la investigadora sostuvo que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos ha calculado que se pierde un cuatro por ciento del Producto Interno Bruto mundial por estos padecimientos, pues los estragos en la productividad son altos, incluso causan mayor discapacidad que cualquiera de tipo crónica, cardiovascular o cáncer.

Medina-Mora Icaza comentó que los adolescentes cuando se enfrentan a la depresión tienen el riesgo de no terminar el bachillerato y, por ende, tampoco ingresar a la educación superior, lo que afecta su vida para siempre.

Diversos estudios en el ámbito mundial, argumentó, han mostrado que la edad de los estudiantes universitarios, de 15 a 29 años, coincide con las etapas de mayor riesgo para el consumo de sustancias o el suicidio. Por ejemplo, en México las encuestas nacionales de adicciones indican que en las poblaciones de 18 y 34 años y de 12 a 17 años crece más el consumo de sustancias.

También señaló que la primera causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años en la nación son las agresiones, y la segunda, el suicidio. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en 2017 la tasa de suicidios entre las personas de 20 a 24 años fue de 9.3 por cada cien mil habitantes; entre la población de 25 a 29 años, de 8.3, y en los de 15 a 19 años de 7.1 por cada cien mil habitantes.

Encuestas de psicopatología y autolesiones en alumnos de nuevo ingreso de universidades mexicanas antes de la pandemia por la Covid reportaron que 27 por ciento de los jóvenes presentó algún trastorno mental, por lo menos una vez en su vida. En Estados Unidos aumentó a 28.7 por ciento, en España a 39.1 y en Australia a 48.3, abundó.

“Nuestro país se encuentra en la media de las prevalencias, pero la gran proporción está en personas que necesitan ayuda y no la reciben porque no la saben pedir; hay estigma y falta de información a dónde acudir, y no necesariamente la puerta que tocamos es lo que necesitamos”, subrayó.

Igualmente, refirió estadísticas de la prevalencia de estrés, ansiedad y depresión durante la pandemia por la Covid-19 en varias naciones como Irán, China, Japón, Nepal, India, Iraq, Reino Unido, España, Nigeria e Italia, en los que 31.9 por ciento de la población reportó sufrir ansiedad, y 33.7 por ciento, depresión. En México la situación fue similar, pues de acuerdo con encuestas telefónicas 32.42 por ciento de los entrevistados respondió haber presentado ansiedad, y 27.26 por ciento, depresión.

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