El consumo de cigarrillos electrónicos ha experimentado un marcado ascenso en la última década en las sociedades occidentales, especialmente entre los adolescentes y en la actualidad, existe una importante controversia científica sobre su utilidad para abandonar el consumo de tabaco.Estos dispositivos cuentan con un pequeño depósito que contiene un líquido con diversos compuestos químicos, tales como la glicerina, el acetaldehído, el propilenglicol o saborizantes. La nicotina puede o no estar presente dependiendo del producto. Al encender el cigarrillo electrónico mediante una batería, se pone en marcha un atomizador que libera aerosoles a partir del líquidoDebido a que no se produce la combustión del tabaco, como en los cigarrillos convencionales, se liberan menos sustancias tóxicas, como el alquitrán, el monóxido de carbono y múltiples compuestos cancerígenos. Este hecho ha llevado a pensar que los cigarrillos electrónicos son menos perjudiciales para la salud. Sin embargo, lo cierto es que, debido a la escasez de estudios científicos, existe un gran desconocimiento sobre el daño que ocasionan estos productos en el cuerpo humano, especialmente sobre sus efectos a largo plazo. La gran diversidad de compuestos químicos que pueden contener los líquidos para vapear dificulta la investigación en este campo.Un reciente estudio, cuyos resultados se han publicado en la revista Nature Communications, aporta ahora nuevos datos sobre la toxicidad de los cigarrillos electrónicos. Investigadores de las universidades de Louisville y de São Paulo han empleado ratones macho y hembras para evaluar los efectos sobre el funcionamiento cardíaco de dichos dispositivos. Para este fin, mientras registraban la actividad eléctrica del corazón de cada ratón, administraron aerosoles de líquidos de cigarrillos electrónicos o sustancias presentes en ellos en cámaras de inhalación en sesiones de 90 minutos. En concreto, los productos químicos que emplearon fueron el propilenglicol y la glicerina vegetal y dos líquidos comerciales con nicotina. Para comparar los efectos, se expuso también a los roedores a humo de tabaco o a aire.Los científicos descubrieron que los ratones expuestos a los aerosoles de los cigarrillos electrónicos sufrían de forma aguda alteraciones en el funcionamiento del sistema de conducción cardíaca. Este efecto se debía, en parte, a la estimulación del sistema nervioso parasimpático. Tanto la glicerina vegetal como el propilenglicol inducían un enlentecimiento del ritmo cardíaco, arritmias y un incremento de la variabilidad de la frecuencia cardíaca cuando los roedores los inhalaban.
Dado que ratones y humanos presentan características diferentes, no es posible afirmar que los resultados encontrados en los roedores puedan darse de igual manera en las personas. Serán necesarios más estudios que aclaren este fenómeno.