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¿Qué es el olvido activo y por qué a veces es beneficioso?

Algunas experiencias se graban en nuestra memoria y provocan vergüenza incluso décadas después.
Más estresantes que los recuerdos embarazosos suelen ser los de violencia o situaciones peligrosas, que en algunos casos siguen persiguiendo a los afectados durante mucho tiempo. A veces basta un ruido o un olor inofensivos para desencadenar los peores momentos.
Qué hermoso, qué práctico, qué aliviador sería simplemente olvidar conscientemente algunas experiencias. Pero ¿es realmente posible? Y si es así, ¿sería siquiera una buena idea?
Numerosos estudios han demostrado que los recuerdos pueden suprimirse. Según ellos, resulta más difícil rememorar los recuerdos cuando se intenta constantemente impedir que entren en la conciencia. Además, los estudios sugieren que cuanto más a menudo evitamos pensar en las cosas, más fácil nos resulta olvidarlas.
En el almacenamiento y recuperación de los recuerdos, el hipocampo, una región del cerebro cuya forma recuerda en cierto modo a la de un caballito de mar, desempeña un papel crucial. Simplificando, podemos pensar que el hipocampo toma una especie de instantánea del patrón de actividad cuando surge un nuevo recuerdo. Si recordamos el suceso más tarde, el cerebro, empezando por el hipocampo, reproduce el patrón de actividad: recordamos.
Para suprimir los recuerdos, tenemos que interferir en este proceso. Esto requiere probablemente un mecanismo inhibitorio, explica Michael Anderson, catedrático de Neurociencia de la Universidad de Cambridge.
Esto puede compararse con el impulso de tocar una olla caliente y luego detenerse mientras la acción ya está en curso. En este caso, la corteza prefrontal dorsolateral, que desempeña un papel central en la planificación de la acción, ralentiza la corteza motora, responsable del control del movimiento. “Presumiblemente, surge un patrón similar cuando suprimimos un recuerdo”, afirma Anderson. Salvo que en este caso la actividad del hipocampo está inhibida por la corteza prefrontal.
En cualquier caso, entrenar la supresión de recuerdos podría tener beneficios para la salud mental, afirma Michael Anderson. Puede que incluso sea posible utilizar el enfoque terapéuticamente.
“Muchas experiencias negativas que las personas tienen a lo largo de su vida se convierten en parte de sí mismas. Ni yo ni mis colegas afirmaríamos, por tanto, que es bueno olvidar siempre todo lo desagradable”, afirma también el neurocientífico Roland Benoit.
Sin embargo, recordar constantemente todas las experiencias negativas que has tenido tampoco es saludable. Las investigaciones actuales lo demuestran claramente. Y en tales situaciones, el olvido puede ser muy curativo.

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