Después de que China eliminó tres años de restricciones de cero COVID en 30 días, desencadenando una ola masiva de infecciones, los legisladores de Beijing enfrentan un desafío inmenso para tratar a los enfermos y minimizar las muertes mientras recuperan la confianza pública mellada por políticas anteriores.
De acuerdo con una publicación de la UNAM basada en informes de la agencia Reuters las escenas de hospitales abrumados, personas con sueros intravenosos al borde de la carretera y filas de coches fúnebres fuera de los crematorios han alimentado la preocupación pública.
Con estimaciones de millones de casos diarios y al menos 1 millón de muertes por COVID el próximo año, los expertos mundiales dicen que la nación más poblada del mundo necesita reforzar su infraestructura médica rápidamente. Los funcionarios chinos se han comprometido a aumentar la protección de los grupos demográficos clave, incluidos millones de personas mayores, aumentar las tasas de vacunación y ampliar los recursos de atención médica.
Los expertos dicen que China ha sido sorprendida mal preparada por el abrupto cambio de sentido en las políticas defendidas durante mucho tiempo por el presidente Xi Jinping e implementadas por el aliado de confianza, el viceprimer ministro Sun Chunlan, ya sea en la capital china o en el campo.
En diciembre, las licitaciones presentadas por los hospitales para equipos médicos clave, como ventiladores y monitores de pacientes, fueron dos o tres veces más altas que en meses anteriores, según una revisión de Reuters, lo que sugiere que los hospitales de todo el país estaban luchando para cubrir la escasez.
La política COVID de China, especialmente a nivel de base, es un caos debido a la escasez de suministros médicos y la gran cantidad de ancianos enfermos, dijo Alfred Wu, profesor asociado de la Escuela de Políticas Públicas Lee Kuan Yew de la Universidad Nacional de Singapur.
“Esta es en gran medida una emergencia sin precedentes ahora, debido a la crisis de atención médica que ha ocurrido en todas partes, en diferentes niveles, incluso en Beijing”, dijo Wu.
Versiones periodísticas establecen la teoría que China se ha negado a importar vacunas occidentales para atender a su población, toda vez que las vacunas locales no resultan efectivas para nuevas variantes de COVID y esta situación se combina con el hartazgo social por el fracaso de la política cero casos que tiene a la fábrica del mundo al borde de mayúsculo problema que ha afectado las cadenas de suministros de la interconectada industria mundial y que sigue poniendo en riesgo a la economía china.
Por de pronto Estados Unidos, Canadá y algunas naciones de la comunidad europea han establecido la necesidad de presentar prueba COVID negativa a viajeros de Asis, principalmente de China e India.
