Si bien los plásticos forman parte de nuestro día a día gracias a su gran durabilidad y bajo costo, su uso habitual ha derivado en la presencia de fragmentos plásticos de pequeño tamaño, los microplásticos, en todo tipo de ambientes, incluyendo el suelo, las aguas continentales, el mar y el aire.
Dada la ubicuidad de los microplásticos, en los últimos años ha crecido la preocupación por nuestra exposición a ellos y sus posibles efectos en la salud.
Los seres humanos estamos expuestos a microplásticos a través del consumo de alimentos, bebidas y otros productos, como la pasta de dientes, así como por la inhalación de microplásticos que flotan en el aire.
Se han encontrado microplásticos en alimentos tan frecuentes como la sal, pescados y mariscos, frutas y verduras y en bebidas como la cerveza o los refrescos.
A partir de las concentraciones de microplásticos medidas en agua, alimentos y aire, se ha estimado que la tasa media de ingesta diaria de microplásticos de un adulto es de 883 partículas por persona, que equivale a 583 nanogramos de plástico.
Además, algunos estudios han encontrado microplásticos en heces humanas, tejidos pulmonares humanos procedentes de intervenciones quirúrgicas, muestras de sangre e incluso en la placenta.
Esto parece corroborar que las personas ingerimos e inhalamos microplásticos, y que estos se pueden encontrar en diferentes partes de nuestro cuerpo.
Este estudio observacional encontró una relación significativa entre la concentración de microplásticos en las heces y la enfermedad inflamatoria intestinal.
A partir de los cuestionarios realizados por los participantes, los autores de esta investigación determinaron que el origen de los microplásticos encontrados en las heces podría estar relacionado con sus hábitos alimentarios, así como con las
En la actualidad no existe ninguna regulación que establezca los niveles máximos permitidos de microplásticos en el agua de consumo.
Además de la dificultad para detectar los microplásticos, hay que tener en cuenta que son mezclas complejas de distintos polímeros con diferentes tamaños y formas, que además pueden contener aditivos químicos que les proporcionan características específicas.
La gran diversidad de microplásticos en el medio ambiente hace que la evaluación de sus riesgos sea particularmente compleja, pero esta debe ser considerada en estudios futuros que analicen tanto la exposición a estas sustancias como sus efectos.

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