Desde la época del antiguo Egipto, se empezó a explorar el valor terapéutico de los entornos naturales para aquellas personas que sufrían enfermedades o trabajaban en hospitales. Esta tendencia comenzó a resurgir lentamente a partir de 1950, con la construcción de jardines terapéuticos o sanadores en diversas clínicas europeas.
Adriana Díaz Caamaño, doctoranda en Arquitectura en la Facultad de Arquitectura de la UNAM, describe estos espacios como “lugares naturales donde se busca estimular los sentidos de las personas con el objetivo de mejorar su salud o bienestar mental.”
La invesyigadora afirma que cada jardín terapéutico es único, ya que se diseñan con áreas diferenciadas que contienen diversos elementos de la naturaleza y se adaptan a las necesidades de los pacientes. Estos espacios también ofrecen una gran ventaja, dado que se desarrollan en fases; es decir, los pacientes que son nuevos o se encuentran en un estado de fragilidad emocional y física suelen ser dirigidos a las áreas de descanso o contemplación, que corresponden a la primera fase.
“Cada jardín tiene características muy particulares y siempre se toma en cuenta el padecimiento o enfermedad que presenta el paciente. Por ejemplo, hay jardines para personas que padecen cáncer, autismo, problemas mentales e incluso para veteranos de guerra”, agregó.
De acuerdo con lo que se busca trabajar con el paciente, los jardines terapéuticos se dividen en cinco tipos:
Estimulación: donde se busca provocar determinadas áreas o procesos cerebrales con el fin de conseguir evoluciones significativas a través de la relajación y la estimulación multisensorial.
Restaurativo: donde se trabaja para reducir el estrés, se da soporte emocional y se busca alcanzar el equilibrio cognitivo. Estos jardines se utilizan principalmente para atender a niños y/o enfermos con cáncer.
Rehabilitación: a través de la interacción con plantas, facilitan el desarrollo o mantenimiento de habilidades físicas o cognitivas en personas que recientemente sufrieron una lesión o una operación quirúrgica.
Habilitación: proporciona los medios para desarrollar habilidades que permitan la independencia del paciente.
Contemplativo: similar al restaurativo, pero está más enfocado en tratar la depresión, el duelo, el estrés y la ansiedad.
Los jardines terapéuticos no sólo están conformados por plantas, sino que también incluyen animales. Al crear un ambiente óptimo para su desarrollo, es muy frecuente que insectos y pájaros visiten estos lugares, proporcionando al paciente una experiencia completa de convivencia con la naturaleza.

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