En todo el mundo, las luciérnagas iluminan la noche con sus cuerpos brillantes. Pero los científicos dicen que esta exhibición mágica está amenazada: la pérdida de sus hábitats naturales, el uso de pesticidas y la luz artificial ponen en peligro de extinción a algunas de las aproximadamente 2,000 especies.
La cadena CNN ha publicado que la pérdida de hábitat está conduciendo a la disminución de muchas especies de vida silvestre, y algunas luciérnagas sufren porque necesitan ciertas condiciones ambientales para completar su ciclo de vida, dijo Sara Lewis, profesora de biología en la Universidad de Tufts, quien dirigió la investigación publicada el lunes en la revista Biociencia.
Por ejemplo, dijo, una luciérnaga de Malasia, famosa por sus exhibiciones intermitentes sincronizadas, necesita manglares y las plantas que contienen para reproducirse, pero a través de Malasia los manglares se han convertido en plantaciones de aceite de palma y granjas acuícolas.
Más sorprendentemente, los investigadores encontraron que el uso de luz artificial por la noche, algo que ha crecido exponencialmente durante el siglo pasado, es la segunda amenaza más grave para las criaturas.
La luz artificial incluye tanto la iluminación directa, como las luces de la calle y los avisos y vallas comerciales, como el resplandor del cielo por la luz urbana, una iluminación más difusa que se extiende más allá de los centros urbanos y puede ser más brillante que la luna llena.
“Además de alterar los biorritmos naturales, incluido el nuestro, la contaminación lumínica realmente arruina los rituales de apareamiento de las luciérnagas”, dijo Avalon Owens, candidato a doctor en biología en Tufts y coautor del estudio, en un comunicado de prensa.
Muchas luciérnagas dependen de la bioluminiscencia, es decir las reacciones químicas dentro de sus cuerpos que les permiten encenderse, para encontrar y atraer parejas, y demasiada luz artificial puede interferir con este cortejo. Cambiar a bombillas LED de energía eficiente y que son demasiado brillantes no está ayudando, dijo Owens.
En Tailandia, los autores dijeron que el tráfico de botes a motor a lo largo de los ríos de manglares en Tailandia estaba derribando árboles y erosionando las orillas de los ríos y destruyendo el hábitat, mientras que los turistas en Carolina del Norte y Nanacampila en México pisoteaban especies no voladoras.
Los autores dijeron que se necesitaban pautas para establecer y administrar sitios turísticos que describan la mejor manera de proteger a las luciérnagas del pisoteo, la contaminación lumínica y los pesticidas.
