La primera semana de julio ha sido la más calurosa registrada en la Tierra desde hace, al menos, 150 años. Todo el hemisferio norte vive un verano en el que la vida humana se hace cada vez más difícil sin estar bajo aire acondicionado. Y el fenómeno de El Niño promete empeorar mucho las cosas en los próximos días.
En un reportaje difundido por INFOBAE se afirma que los científicos están alarmados por la rapidez con la que se está registrando el cambio climático. Pero esta preocupación no parece permear en los políticos, las campañas electorales y en la mayoría de la gente. Nos estamos cocinando lentamente como las ranas y no nos damos cuenta, no sabemos o no nos importa.
El martes 7 de julio se superaron los 17 grados centígrados de temperatura media global de la Tierra. Un ignoto podría decir que se trata de un día muy agradable para dar un paseo, pero para que ese sea el promedio, se tuvieron que dar mediodías de más de 50 grados en muchos lugares. Según la directora del Woodwell Climate Research Center, fue la temperatura promedio más alta “en al menos 100,000 años”.
Son estos récords los que se convierten en una prueba más del calentamiento global provocado por el ser humano con sus emisiones de efecto invernadero y que desataron una crisis climática que se manifiesta con estos fenómenos meteorológicos extremos cada vez más fuertes y frecuentes.
En México, murieron 112 personas desde marzo a causa del calor. La ola de altísimas temperaturas penetró hacia el norte y dejó casi inhabitable buena parte de Texas, Arizona y New Mexico. En la India murieron 44 personas en un día en el estado de Bihar. Beijing soportó su sexta ola de calor con más de 45 grados tres días seguidos. Y el Reino Unido tuvo el junio más caliente desde que comenzaron a anotarse las temperaturas en 1884.
La Tierra ya está 1.2 grados centígrados más caliente que en la era preindustrial. Los científicos más destacados del mundo en temas meteorológicos coinciden en afirmar que si superamos la barrera de 1.5 grados en el calentamiento global, las consecuencias serán irreversibles. Los últimos estudios indican que llegaremos a ese umbral antes de 2027.
Sin embargo, la crisis parece no tener la misma urgencia para los políticos de todo el planeta que siguen enfrascados en temas para ellos más cruciales.
Otro buen ejemplo de la política alejada de la realidad climática se produjo esta misma semana en Vilnus, Lituania, con la cumbre de la OTAN. Obviamente es un foro destinado a lo que parecería ser otro tema: la seguridad de Europa. Aunque los expertos apuntan a que el cambio climático está íntimamente ligado a la seguridad.
En Cancún, en México, fue una cumbre lavada, dispersa, sin destino. Desde entonces, cada doce meses estamos en la misma situación. El cambio climático está con nosotros para quedarse. Cada temporada aparece como peor que la anterior. Vemos como las personas mueren por causas relacionadas, cómo las cosechas desaparecen, cómo las aguas arrastran nuestras casas, cómo las sequías nos dejan sin agua potable.
