Para algunas animales y especies, es la única manera de descubrir que sus hijos sobrevivirán, según un nuevo estudio.
Aunque la reproducción suicida es muy poco frecuente entre los mamíferos, es común en la naturaleza. Muchas plantas, incluyendo todos los granos, muchas verduras y todas las plantas que viven sólo un año, se reproducen de esta manera, al igual que el salmón, los insectos, y algunas ranas y lagartos.
En la mayoría de los casos, estos animales sacrificando su vida pueden llenar a su pareja con más cantidad de esperma, a fin de que puedan controlar cuándo utilizar estas células acumuladas para fertilizar sus huevos. Dado que la mayoría son insectos.
Se conocen sólo cuatro especies de mamíferos y/o animales que se reproducen de esta manera, y todos son marsupiales insectívoros bastante raros. Estos padres mueren después de dedicar todos sus recursos y energía para el apareamiento, un esfuerzo que ayuda a su esperma y a sus genes.
Según la ecologista Diana Fisher, de la Universidad de Queensland en Australia y sus colegas, “los machos de las especies con temporadas de apareamiento más cortos tienen menos probabilidades de sobrevivir después del apareamiento “.
Aunque en el reino animal el “coito” puede ser algo mortal, también es necesario. Contrario a lo que muchas personas piensan, existen animales que viven para pagar por sus instintos reproductivos:
Muchas especies de pulpos optan por luchar a muerte con pareja tras consumar “el acto”. Lo que ocurre es que una pareja de pulpos se entrelazan entre sus tentáculos forcejeando hasta que el macho escapa o es asfixiado por su pareja.
Algunos marsupiales australianos hacen tal esfuerzo para copular que caen muertos. Les sucede a los machos del antequino. El celo de las hembras solo se da una vez al año. Ellos tienen que aprovechar la ocasión, así que copulan con todas las que pueden durante doce o catorce horas seguidas.
Muchos atribuyen el acto del canibalismo sexual solo a las famosas viudas negras que asesinan a su pareja tras aparearse. Sin embargo, ésta es una característica típica de los arácnidos trepadores debido al dimorfismo entre los sexos.
En realidad, la araña Latrodectus tiene muy mala fama, pero en realidad sus parejas se ‘suicidan’. Es cierto que algunas veces la hembra atrapa al macho que intenta huir del apareamiento pero en la mayoría de los casos los machos aceptan su destino y se lanzan hacia los colmillos de su pareja para dejarse devorar.
Cuando una hembra de mantis se encuentra con hambre, gusta portarse como la Reina de Corazones de Lewis Carrol. Cuando el macho se monta en ella y comienza a introducir su semen en su abdomen, la hembra rápidamente devora la cabeza del macho sin detener el proceso reproductivo.

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