InSight Crime, un sitio especilizado en delincuencia organizada ha publicado que los grupos del crimen organizado utilizan la violencia para manipular las elecciones en México y Brasil, según revela un informe.
Indica que, sorprendentemente, algunas de las zonas de México más castigadas por el crimen organizado sufrieron pocos ataques contra funcionarios locales.
El estudio, publicado el 22 de junio por el Proyecto de Sistematización de Datos sobre Hechos de Violencia y Localización de Conflictos Armados hizo un seguimiento de hechos de violencia contra representantes locales del gobierno en cerca de 100 países, con estudios de caso en México, Brasil y otros cuatro países de todo el mundo.
Según el informe, ambos países latinoamericanos superaron el promedio global de agresiones intencionadas contra funcionarios públicos con resultados fatales o lesiones personales. En México y Brasil, el 62% de los ataques se calificaron como “directos”, lo que incluye actos como tiroteos o golpizas, en comparación con el 50% a nivel global. Los ataques no directos, como las revueltas públicas, representaron el resto de los hechos estudiados.
Los grupos criminales pueden influir en las elecciones aumentando la violencia, que trae como consecuencia una disminución en la participación, mientras protegen a los candidatos titulares con los que tienen acuerdos. También han utilizado la violencia para intimidar a los trabajadores electorales y han asesinado a candidatos que consideran una amenaza para sus intereses.
A nivel global, el conflicto político armado fue un factor común de violencia contra los funcionarios de gobierno, pero fuera de las zonas de guerra, el crimen organizado fue un responsable común, aunque con excepciones.
Los grupos de delincuencia organizada suelen aumentar la violencia contra los políticos en el periodo previo a las elecciones, según el informe. Pero en algunas regiones de México con una presencia particularmente fuerte del crimen organizado, los grupos pueden ejercer tanto poder que la violencia ya no es necesaria para coaccionar.
Por ejemplo, el estado de Baja California, en la frontera con Estados Unidos, ha sido uno de los más sangrientos de México como consecuencia de la lucha de poderosos grupos por el control de las economías criminales. Sin embargo, a pesar de la violencia generalizada allí, ACLED registró pocos casos de violencia contra funcionarios locales, incluso durante las elecciones. Los datos mostraron un patrón similar en Nuevo León, otro estado con fuerte presencia del crimen organizado cerca de la frontera.
En términos generales, México ha experimentado un fuerte repunte de la violencia política en los períodos previos a las elecciones. Alrededor de la mitad de la violencia previa a las elecciones generales de 2018 se atribuyó directamente al crimen organizado. Durante ese tiempo, las figuras políticas fueron asesinadas a un ritmo de una por semana, concluye la publicación.

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