Una de las culturas más reconocidas de la antigua Mesoamérica es la maya; se desarrolló en territorios de México, Belice, Honduras, El Salvador y Guatemala. Sitios arqueológicos, pinturas murales, códices y un sistema social, lingüístico y de escritura dan cuenta de su majestuosidad.
En la actualidad, es una cultura múltiple y compleja representada por más de seis millones de personas que hablan alguna lengua maya y cuya historia se remonta a más de tres mil años. Diversas tradiciones de raigambre prehispánica aún están vigentes en estas comunidades.
Entre los mayas han existido talentosos artistas que han creado obras en las que el color es muy significativo. Por ejemplo, uno de los simbolismos que le otorgaban estaba relacionado con los rumbos del Universo: el Chilam Balam de Chumayel asocia el rojo con el Este, el blanco con el Norte, el negro con el Oeste y el amarillo con el Sur, mientras que el centro del universo es azul-verde.
“Esto aparece simbólicamente en muchos mitos. Y así se concibe el cielo, la tierra y el mundo subterráneo como un universo ordenado, estructurado, cuadrangular y cromático”, explica la doctora Laura Elena Sotelo Santos, investigadora del Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM.
El color es un referente de la cultura y los rituales mayas. Está presente en múltiples obras de arte de pequeño formato como la cerámica, o bien de gran tamaño como la pintura mural, o en objetos portátiles como los códices.
Los mayas son reconocidos como grandes artistas. Crearon colores únicos como el famoso azul maya, el cual se cree que surgió a partir del periodo Clásico Tardío, una época de gran esplendor cultural, artístico, político y económico. “Los grandes gobernantes tenían dentro de sus cortes artistas que elaboraron obras maravillosas que son las que han dado fama mundial a los mayas”, señala la doctora Sotelo Santos, especialista en religión e iconografía de códigos mayas.
Por ejemplo, la reconocida pintura mural de Bonampak está hecha con el azul maya, pigmento elaborado con materiales vegetales y minerales. Este tinte es considerado un desarrollo tecnológico excepcional en la historia de la humanidad. Es una mezcla del mineral paligorskita o atapulgita y añil.
Hay indicios de que el azul maya era un color sagrado relacionado con el agua y con el aire. Se empleaba en ofrendas y para purificar objetos como los códices, que al abrirlos se les daba un tratamiento simbólico y ritual con color azul para que fueran renovados o sacralizados.
Cabe destacar que entre los mayas el azul recibía el mismo nombre que el verde, lo cual no significa que no distinguieran entre un tono y otro, explica la universitaria, sino que en su concepción todo lo que es azul-verde se relaciona con los principios de vida, fertilidad, lluvia y abundancia. En maya yucateco se le conocía como ya’ax.
En la actualidad, los colores aún son importantes para los mayas. Por ejemplo, algunos campesinos siembran semillas de maíz rojo para que cuide su milpa y sea sana; en Chiapas y Guatemala se siguen conservando técnicas para elaborar textiles con colores que dan cuenta de su identidad cultural.
