Los tratamientos contra el cáncer comenzaron con agresivos cócteles químicos y evolucionaron con la creación de fármacos a partir de células. Ahora, en la guerra contra estas enfermedades se pueden incorporar seres vivos.
De acuerdo con una publciación del periódico español “El País”, un equipo de investigadores de las universidades de San Diego y Adelaida presentó en la revista Science un trabajo en el que se emplearon bacterias modificadas para detectar ADN tumoral en los intestinos de ratones.
Esta capacidad se podría incorporar a las exploradas por otros proyectos, que han logrado emplear bacterias diseñadas para llevar cargas terapéuticas hasta el interior de tumores sólidos, salvando las barreras con las que se protegen del sistema inmune y las dificultades para alcanzarlos con medicamentos.
Los autores del trabajo adecuaron una capacidad de las bacterias para adaptarse a su entorno conocida como transferencia genética horizontal.
Frente a la transmisión vertical que sucede entre padres e hijos, los microorganismos son capaces de intercambiar genes, y las capacidades que proporcionan, entre ellos, algo que facilita, por ejemplo, la propagación de las resistencias a los antibióticos.
Las bacterias incorporaban ese ADN que servía después para saber en pruebas hechas con ratones de los que se habían extraído muestras había desarrollado un tumor. Los investigadores quieren emplear ahora estos biosensores bacterianos para detectar otros tipos de tumor o algunas infecciones microbianas.
Los avances en biología sintética no solo están permitiendo reclutar bacterias para avisar de que un tumor acecha, también pueden aniquilarlo. Un equipo de Caltech ha empleado bacterias dirigidas con ultrasonidos para llevar fármacos a los tumores aprovechando sus tretas para escapar del sistema inmunitario.
Los investigadores modificaron las bacterias para que transporten medicamentos que de otra forma no llegarían y, además, desarrollaron un sistema de ultrasonidos que activaba la liberación del fármaco solo en las células dañinas, evitando los efectos nocivos en las sanas.
Los autores del artículo que publica Science advierten de que su trabajo es una prueba de concepto, pero ya tienen ideas sobre cómo lo podrían llevar a los pacientes.
Para el futuro, los científicos quieren ampliar el sistema para que sea posible identificar más de una mutación, incorporando nuevas modificaciones a las bacterias o elaborando cócteles con distintas bacterias que detecten diferentes mutaciones.
