Los riñones femeninos son más resistentes a enfermedades y lesiones, pero los investigadores no saben muy bien por qué.
Ahora, un estudio que se publica en “Developmental Cell” parece aportar una solución para “feminizar” los riñones masculinos y hacerles tan resistentes como los de las mujeres.
Dirigido por USC Stem Cell, el trabajo describe cómo las hormonas sexuales impulsan las diferencias en los riñones de ratones machos y hembras, y también cómo la reducción de la testosterona puede “feminizar” este órgano y mejorar su capacidad de recuperación.
Andy McMahon, autor del estudio, y el director del Centro Eli y Edythe Broad de Medicina Regenerativa e Investigación de la USC dicen que al explorar cómo surgen las diferencias en los riñones masculinos y femeninos durante el desarrollo, podemos entender mejor cómo abordar las disparidades de salud relacionadas con el sexo para los pacientes con enfermedades renales.
Los investigadores identificaron más de 1,000 genes con distintos niveles de actividad en los riñones de ratones machos y hembras. Las diferencias eran más evidentes en la sección de la unidad de filtración del riñón conocida como túbulo proximal, responsable de reabsorber la mayor parte de nutrientes como la glucosa y los aminoácidos de vuelta al torrente sanguíneo.
La mayoría de estas discrepancias de sexo en la actividad génica aparecieron cuando los ratones entraron en la pubertad y se acentuaron cuando alcanzaron la madurez sexual.
Dado que los riñones femeninos tienden a resistir mejor las enfermedades y lesiones, los investigadores se interesaron por la forma en que la actividad génica de los riñones se “feminiza” o “masculiniza”, y la testosterona parecía ser la principal responsable.
Para feminizar los riñones de los ratones macho, se probaron dos estrategias que funcionaron igual de bien: castrar a los machos antes de la pubertad y reducir así sus niveles naturales de testosterona, o eliminar los sensores celulares conocidos como receptores de andrógenos que responden a las hormonas sexuales masculinas.
Curiosamente, tres meses de restricción calórica -que es una forma indirecta de reducir la testosterona- produjeron un efecto similar. En consecuencia, ya se ha demostrado que la restricción calórica mitiga ciertos tipos de lesiones renales en ratones.
El equipo realizó experimentos similares con hígados de ratón. Aunque este órgano también muestra diferencias relacionadas con el sexo, las hormonas y los factores subyacentes que impulsan estas diferencias son muy diferentes de los que intervienen en el riñón. Esto sugiere que estas diferencias entre órganos en función del sexo surgieron de forma independiente durante la evolución.
Aunque queda mucho por hacer en el estudio de las diferencias relacionadas con el sexo en los riñones humanos normales, afirma McMahon.

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